21 de junio de 2012

Ergo - Parte 2


- El traslador está en el callejón de detrás del hotel - indicó Stef, que ya caminaba tomando la mano de Sophie, a la vez que ésta miraba de reojo hacia donde yo estaba. Un balón de fútbol pinchado nos esperaba en ese callejón, todos lo tocamos y en cinco segundos ya nos estábamos moviendo a nuestro destino, Londres. Estábamos detrás del  Centro de Exposiciones y Convenciones de Londres, ya que era ahí donde tocaríamos esa noche. Llevábamos los instrumentos y todo lo que necesitábamos en una mochila, en la que habíamos usado un hechizo para ampliar su interior. Miré mi reloj, la llegada de Ryo estaba prevista para media tarde, horas antes del concierto, para la prueba de sonido. Quedaban aproximadamente treinta minutos. 

Entramos en la sala donde haríamos nuestra actuación y comenzamos a montar sin descansar un instante hasta que por fin tuvimos el escenario dispuesto para nuestra actuación, un micrófono en mitad del escenario, el mío, a mi izquierda la guitarra de Stef, a mi derecha Sergei en el bajo y detrás en el centro en una plataforma Sam con la batería y en un lado los teclados de Sophie. Todo estaba preparado, sólo tardamos una hora en montar todo, todo un record teniendo en cuenta que no pudimos usar magia por la presencia de muggles. 

Ryo todavía no había llegado. Probé mi guitarra para ajustar el sonido y lo mismo con el micrófono después. Tras esto me fui al camerino para llamarla. “El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura”. Era raro, ya debería estar aquí, pero ni siquiera tenía el teléfono operativo. Tal vez el vuelo llegase con retraso. Decidí no preocuparme de momento. Me bajé a la zona de la mesa de mezclas para escuchar desde ahí cómo sonaba todo en conjunto. El grupo tocó una canción mientras yo escuchaba desde ahí dándole vueltas al móvil en mi mano. No quería preocuparme, pero aún así debía haber llegado hacía bastante tiempo y aún no estaba ahí.

Una vez hubimos terminado la prueba de sonido salimos del lugar donde daríamos el concierto para hacer tiempo. La mayoría de grupos importantes tenía personas a su cargo para las pruebas de sonido, pero nosotros preferíamos hacerlo por nosotros mismos porque una vez hechas las pruebas nosotros sabíamos que no íbamos a llevarnos ninguna sorpresa a la hora de tocar con fallos de sonido o algo por el estilo. Volví a sacar el teléfono y pulsé una tecla para que se iluminase, eran las siete de la tarde y apenas quedaban tres horas para el inicio de nuestro concierto, antes de nosotros tocaría un grupo alemán que haría de teloneros. Chasqueé la lengua y volví a meter el teléfono en el bolsillo, noté como Sophie se acercaba a mí y se ponía a mi lado mientras caminábamos por las calles de Londres. La miré de reojo y pude observar la preocupación en su mirada.

- ¿Estás bien, Demian? – se atrevió a preguntar a la vez que sus mejillas se tornaban a un color ligeramente rosáceo. Sabía que todavía se acordaba de lo del día anterior, como para olvidarlo… Seguro que se preguntaría si para mí había significado lo mismo que para ella, aunque sabía cómo era yo y que cuando me acostaba con alguien no es porque quisiese ir en serio con esa persona, al menos no habitualmente. Pasé un brazo por los hombros de la chica y la acerqué a mí, en el grupo éramos todos muy cercanos por lo que hacer esto no era nada raro y no podría malinterpretarlo Stef.

- No pasa nada, Soph – dije mostrándole una vez más mi sonrisa, esa sonrisa por la que la noche anterior había caído en mi juego. – Es sólo que anoche estuve con una chica y quería agradecerle el rato agradable que pasamos invitándola al concierto, pero ahora no puedo contactar con ella. – pude ver como en su rostro se formaba una mueca de desaprobación. No le gustaba que me acostase con chicas al azar, pero no estaba seguro si le desagradaba por lo que sentía por mí o porque se preocupaba por mí. También es posible que lo hiciese por ambas cosas.

- ¿Estás preocupado por ella? – preguntó la teclista, a lo que simplemente asentí. Cuando invitaba a un concierto al siguiente día a una chica, que no es algo que hiciese habitualmente, ésta siempre acudía a la cita, porque estaba deseando ver por segunda vez al chico de sus sueños, el hombre con el que había soñado tantas veces. No hacía otra cosa que darles la satisfacción de seguir con su sueño, por ello no entendía por qué no podía ponerme en contacto con ella.

Llegamos a un bar en el que no había mucha gente, bastante cerca del Centro de Convenciones, pero lo suficientemente lejos para que no hubiese ningún fan pesado que nos molestase. La charla fue totalmente cordial, hablábamos de cualquier cosa, aunque no de música. Cuando charlábamos en un bar tomando unas cervezas preferíamos no hablar de trabajo y centrarnos más en los otros placeres de la vida. De vez en cuando pasaba por ahí algún fan, nos teníamos que sacar una foto y hablábamos con ellos, con cuatro palabras se quedaban contentos.

- ¿Qué, Demian? – Empezó a decir Stef en tono jocoso - ¿La chica de ayer te ha dejado plantado? – se puso a reír y le miré con algo de rencor. Miré de nuevo el móvil en el que seguía sin haber ningún tipo de aviso porque alguien hubiese contactado conmigo.

- Cállate, Stef. Si quisiese no necesitaría a nadie teniendo a Sophie. – reí yo en esta ocasión y vi en el rostro del chico como había ganado en esta ocasión la batalla dialéctica, siempre andábamos con piques así. En ese momento el teléfono comenzó a sonar y me levanté algo sorprendido. En la pantalla aparecía su nombre, sonreí y me levanté del asiento yéndome a un lado para no molestar.

- Ryo, ya pensaba que no vendrías, ¿dónde estás? – pregunté con un tono agradable.
- Demian… Lo siento, llegué a Londres pero me ha surgido algo en la ciudad, más tarde te llamo, ¿vale? – el tono de su voz me resultó extraño, sin embargo parecía sincera, por lo que simplemente suspiré y afirmé que no pasaba nada antes de colgar. Quizás después del concierto podríamos vernos. Miré la hora, ya eran las ocho de la tarde, teníamos que ir ya hacia el sitio.

Nos levantamos del lugar y el silencio se hizo entre nosotros. Siempre que teníamos un concierto por delante y a pocas horas nos quedábamos en silencio, puesto que aunque llevásemos varios años en esto los nervios nunca se terminaban. Cuando esos sentimientos se terminasen antes de un concierto significaría que ya no sentíamos lo mismo a la hora de tocar y enfrentarnos a miles de personas sobre el escenario. Ese sería el momento de dejar la música.

Cuando llegamos al backstage los teloneros ya habían empezado a tocar, quizás había sido eso demasiado poco decoroso por nuestra parte. Nos quedamos en el backstage, donde se escuchaba perfectamente la música de nuestros teloneros. Hacían un rock comercial, algo que no me gustaba mucho, pero al parecer al público sí, porque se escuchaban muchos gritos. El organizador del evento sabría mejor que yo qué vendría bien para llenar el sitio y para tener al público preparado para nosotros.

Poco tiempo pasaba desde las nueve de la noche cuando el concierto de estos terminó y llegaron al backstage. Los felicitamos por su gran concierto y nos preparamos. Cada uno cogió su instrumento mientras los técnicos colocaban bien las cosas en el escenario, nos acercamos todos en el centro de la salita donde nos encontrábamos para darnos los últimos ánimos.

- Vamos a pasarlo bien. ¡Tenemos que hacer de este concierto algo que recuerden toda su vida! – dije a todos mis compañeros y ellos contestaron con un sonoro y rotundo “¡Sí!”. Las primeras notas de la introducción instrumental comenzaron a sonar y los nervios cada vez se hacían más palpables. Me movía de lado a lado del backstage con nerviosismo, esperando. Poco a poco cada uno de los del grupo iba saliendo. Los primeros fueron Sophie y Sam, puesto que tenían el instrumento fijo en el escenario. Las luces se movían por el escenario de una forma estudiada, en ciertos momentos de la introducción se soltaba algún tipo de espectáculo pirotécnico. La introducción concluyó, unos golpes en la batería y Stef y Sergei salieron al escenario con el primer riff de la canción y justo antes de empezar a cantar era cuando entraba yo y el público se volvía loco. Nuestro metal duro, metalcore, lo pasábamos bien y liberábamos mucha tensión. ¿Los nervios de antes del concierto? Se disipaba en cuanto salíamos al escenario.

Dos horas y media de concierto antes de volver al backstage una vez finalizado. Se veían sonrisas en todos nuestros rostros, lo que significaba que el concierto había ido genial. Dejamos los instrumentos en sus sitios y nos abrazamos todos felicitándonos por lo bien que lo habíamos hecho.

En ese momento volvió a sonar el teléfono.

En la pantalla volvía a poner Ryo.

- ¡Ryo! ¡Vaya conciertazo que te has perdido! – exclamé en cuanto respondí a la llamada, pero al otro lado del teléfono no estaba ella.
- Demian, Ryo no puede ponerse. Creo que no va a poder comunicarse contigo en bastante tiempo, eso depende de ti.

3 comentarios:

  1. ujujuju ya sabía yo que la pobre Ryo saldría perdiendo, y no el sujetador de nuevo precisamente

    Very gud :33

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  2. Realmente no está mal, necesita pulirlo un poco pero va por buen camino! :P

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  3. Estarás contento, que ya lo he leído (?) xD
    Uy, ¿y ese final? ¿DÓNDE ESTÁ RYO Y QUIÉN ES EL/LA QUE HA COGIDO EL TELÉFONO? ¿CÓMO QUE DEPENDE DE ÉL? Quiero respuestas :3
    Great :)

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