11 de diciembre de 2012

Escondido en la oscuridad

-Jason, voy a salir al pueblo a comprar algunas cosas para comer, que va a empezar la época de nieve. – me advierte mi madre cuando está a punto de salir de casa. Asiento y le doy un abrazo antes de que salga. Me quedo en la puerta esperando a que entre en el coche. El atardecer cae sobre nosotros conforme el coche se mueve hacia la salida de nuestros terrenos y las abundantes nubes que se mueven por el cielo se tiñen de color anaranjado. La visión desde la puerta de mi hogar es tan preciosa que me hace sonreír y así despido con la mano a mi madre mientras el coche desaparece en la carretera. Me giro y cierro la puerta tras de mí al entrar dentro de nuestra casa. Es un antiguo hogar que es conocido en los alrededores, una pequeña mansión que hemos ido heredando durante los años en la familia. Se encuentra en mitad del bosque, a unos diez kilómetros al este de la población más cercana. No es la primera vez que me quedo solo en casa, desde que tenía 13 años mis padres han confiado en mí y me han dejado solo cuando ellos tienen cosas que hacer. Mi padre trabaja en un bufete de abogados de la capital, mientras que mi madre suele hacer salidas al pueblo de al lado para comprar o salir con las amigas.

Subo a mi habitación y enciendo la televisión. Voy pasando los canales uno a uno hasta que acabo aburriéndome, pues no dan nada interesante. Entonces me pongo en el ordenador, esto siempre me entretiene. Lo enciendo y comienzo a navegar por diferentes páginas web. Un rato después me pongo los auriculares y me pongo a jugar al Call of Duty, unas cuantas partidas online en las que consigo buenos datos para mis estadísticas del juego. Las horas pasan casi sin que me percate, el entretenimiento que este videojuego me da hace que el tiempo pase de forma rápida.

La noche cae cuando la lluvia comienza a sonar en el exterior. El precioso atardecer ha dado paso a una lluviosa noche que amenaza con hacer bastante difícil mi sueño. Algún trueno comienza a sonar, cosa a la que tengo pánico. Subo el volumen del juego para escuchar sólo los disparos y los sonidos del videojuego y enciendo la luz para intentar así que la luz que traen los rayos no me sobresalten. Sin embargo, el destino tiene otro plan para esta noche, pues al de unos minutos de fuerte tormenta las luces de casa se apagan. Suelto algún improperio y luego suspiro, levantándome posteriormente de mi silla. Agarro mi teléfono móvil y enciendo la linterna del mismo comenzando a caminar hacia el sótano de la casa, donde tengo que volver a activar la electricidad de la casa.

Una sensación de frío me embarga y hace que me dé algún escalofrío mientras camino por el segundo piso hacia las escaleras de bajada a la entrada, la madera hace unos sonidos en los que nunca me había fijado. Un nuevo trueno ilumina todo el pasillo y me hace dar un salto por el susto que me provoca. “Joder, J, son sólo rayos. No te va a pasar nada.”, me digo a mí mismo, sin embargo no me vale para tranquilizarme, pues estoy cada vez más nervioso. Un nuevo escalofrío recorre mi cuerpo de modo que me estremezco y por algún motivo empiezo a sentir miedo. No es el miedo que tengo a los rayos o a las tormentas, es un miedo totalmente irracional que me hace querer dar la luz lo más rápido posible, por lo que empiezo a caminar con más rapidez.

Bajo las escaleras de dos en dos llegando a la entrada de la casa. Un nuevo rayo ilumina la casa y algo que veo a través de las ventanas que hay junto a la puerta provoca que sostenga la respiración durante unos segundos. No sé ni siquiera qué es lo que he visto, parecía un hombre, pero era demasiado alto para serlo… Estaba como deformado, algo muy extraño, pero sólo se ha dejado ver durante un segundo, el momento en el que el rayo ha iluminado el porche de la casa. Me acerco a la entrada y miro por la ventana, pero no hay nada ahí. Seguramente fue mi imaginación. Al menos eso voy pensando mientras me doy la vuelta para bajar hasta el sótano de casa. La tormenta parece amainar por momentos, sin embargo ha crecido el viento que ahora aúlla de manera tenebrosa.

El sótano es una sola habitación que abarca todo el ancho y largo de la casa. No tiene iluminación natural, puesto que no tiene ni una sola ventana, y para dar luz sólo tiene cuatro bombillas repartidas por toda la estancia. El panel de luces está en la pared contraria a la de la escalera, por lo que tengo que atravesar todo el sótano para volver a activar la electricidad de casa. El terror me vuelve a invadir al caminar por el sótano. La linterna de mi móvil no me ayuda para iluminar todo el sótano, no es tampoco una linterna demasiado potente, y todavía ando asustado por la imagen que había visto junto a la puerta. Siento el corazón latir a una velocidad que nunca antes había sentido e intento relajarme respirando hondo y con lentitud.

Llego a mi destino. Tengo que subirme a un barril para alcanzar la caja metálica que debo abrir, ya que está a una altura considerable y llevo mi mano a la apertura. Ese es el momento en el que me fijo que hay un papel pegado. Lo arranco de la caja y lo veo. Es un dibujo que parece hecho por un niño, sin embargo me hace estremecerme. Es el mismo hombre que había creído ver junto a la puerta de mi casa. Junto al dibujo hay algo escrito. Una palabra en grande y una frase en pequeño. “CORRE”, dice en grande. “Nunca mires atrás”, dice en pequeño. Como es lógico lo primero que hago es mirar atrás y vuelvo a quedarme sin respiración al ver lo que tengo enfrente. No me había imaginado nada, frente a mí estaba aquel ser sin rostro que había visto antes. Reprimo las ganas de gritar y empiezo a correr como decía aquel papel que tenía en mi mano. Asciendo las escaleras del sótano lo más rápido que puedo, llegando a tropezar un par de veces por las prisas.

“Nunca mires atrás”, recuerdo de las notas y desde luego no iba a volver a intentarlo. Camino por la casa con la respiración acelerada y queriendo saber qué era aquel hombre. No podía ser humano. Ese rostro definitivamente no era humano. Miro la pantalla de mi teléfono móvil y compruebo que, efectivamente, no tengo cobertura. Corro en dirección al salón donde está el teléfono fijo y lo descuelgo, no hay señal alguna. “¡Joder!”, suena una exclamación en mi cabeza. A mi izquierda veo otro papel que antes no estaba. Otra vez un dibujo de aquel ser, sólo que en esta ocasión aparece tras un muchacho con camiseta roja, curiosamente el mismo color de la camiseta que yo llevo puesta. “No puedes huir”, lleva escrito este papel. Levanto la mirada y el espejo del salón muestra a mi espalda a ese ser que parece acercarse sin caminar. Esta vez sí que lanzo un grito sin tener posibilidad alguna de reprimirlo y salgo corriendo hacia la cocina. Agarro un cuchillo que hay sobre la encimera y me escondo debajo de la mesa.

El plan está claro en mi cabeza; esperaré ahí hasta que aquel ser entre en la cocina y entonces le alcanzaría y lo mataría. Sí, eso voy a hacer y eso va a pasar. Va a salir bien. No oigo pasos, sólo mi respiración acelerada y el tintineo del cuchillo en mi temblorosa mano. Pasan un par de minutos sin que ocurra nada, es como si aquel ser se hubiese detenido. La tormenta hace mucho que pasó y el viento ya no se escucha. Las ventanas de la casa dejan pasar la luz de la luna y yo estoy algo más tranquilo al no haber visto al ser acercarse. Salgo de debajo de la mesa y voy hacia el salón preparado para atacar, sin embargo no hay nadie ahí. Suspiro algo aliviado y me giro para devolver el cuchillo a su sitio.

Y ahí estaba él. El ser alto, brazos largos y delgados. Aterradoramente cerca. Su cabeza sin rostro, blanca. Quiero gritar, pero soy incapaz. Mi mente se nubla, dejo de escuchar, dejo de ver. A partir de ahí, nada.

1 comentario:

  1. gfdhfhbhg ya estoy aquí 8)
    Pues el principio me ha parecido como muy rápido, me refiero a la parte en la que está en su habitación intentando no aburrirse,como que todo va muy rápido, aunque tampoco es que esa parte sea muy importante, pero me ha parecido así xDD
    Y y y y luego ffggdgdgfdgfg ¿SI LE DICEN QUE NO MIRE POR QUÉ TIENE QUE MIRAR? ¿Eh? ¿EH? Y es que encima me imagino al tío ese y ffgfhfdhgf dios, que miedo. Además estaba solo xDD Ahora mi mente me jugará una mala pasada y hará que crea que hay un tío así en mi casa D:
    Y supongo yo que al final muere :mmm: El tío ese se lo come, fijo (?)Ah,no, coño, que no tiene boca xDD

    Besos gigantes, Maríaaa :3

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