14 de junio de 2013

Segunda Oportunidad - Parte VII

Laura caminó junto a Leo sin saber qué decir. Con todo el asunto del profesor se había quedado sin ganas de hablar, incluso sin ganas de volver el día siguiente a clase. ¿Cómo se había enterado de lo de sus padres? Vale, suponía que todos los del colegio –al menos los de su clase– sabían que era adoptada, no es normal que alguien empiece en una escuela a mitad de curso, pero no tenían por qué saber que sus verdaderos padres habían muerto… Ella no se lo había dicho a nadie y estaba segura de que su nueva madre tampoco lo habría ido contando. ¿Acaso se dedicaba a investigar a sus alumnos o todo el mundo sabía lo de sus padres? Bueno, desde luego ya todos lo sabrían a partir de ahora.

- Estás muy callada, Laura. – escuchó decirle a Leo, sacándola de sus pensamientos. Pasó uno de sus brazos por la espalda de Laura, posando su mano en su cintura.
- Lo siento… - dijo ella avergonzada, seguro que estaba siendo una compañía horrible, nunca gusta caminar con alguien que está callada en todo momento.
- ¿Sigues dándole vueltas? – le preguntó, acariciándole donde había posado la mano para intentar darle fuerzas, ella simplemente asintió. Le gustaba sentir la mano de Leo en su cintura, era cálido y reconfortante. Agradecía que estuviese ahí y que le acompañase, seguro que en el autobús hubiese sido peor, alguno de sus compañeros se metería con ella por lo que dijo el profesor.

Caminaron un par de minutos más hasta llegar a la zona de aparcamiento. Hasta entonces no había pensado en ello, pero ahora se preguntaba cómo iba a acompañarla a casa. No podía tener coche, era demasiado joven… ¿Es que tenía una moto? Laura se puso nerviosa. Nunca había montado en moto y tenía algo de miedo por ello, las motos no tienen mucha seguridad.

- ¿Te gusta? – dijo señalando, en efecto, su moto. Como cualquier moto que puede llevar un menor, no era gran cosa, pero la tenía decorada de forma muy bonita. Era negra con motivos rojos en forma de fuego.
- La verdad que es muy bonita. – dijo con una sonrisa en el rostro, giró su mirada hacia él.
- ¿Te da miedo? – preguntó él. Sabía leer bien su rostro.
- ¿Tanto se me nota? – respondió Laura, mordiéndose el labio. – Un poco, es que nunca he montado en moto.
- No te preocupes, Laura, no va a pasar nada. – miró a los ojos de Laura. – confía en mí.
- Confío en ti. – contestó ella, asintiendo con rapidez.

Leo le dio un casco y él se puso otro. Bueno, al menos era responsable, eso tranquilizó a Laura. Una de las cosas que no le gustaban de las motos es que la mayoría de los chavales las manejaban de forma irresponsable, ni siquiera se ponían casco y conducían a una velocidad más alta de la que debería. El chico se subió en la moto y la arrancó.

- Súbete. – le instó él. Ella le hizo caso rápida y torpemente, casi se cae al intentar subirse… Menos mal que él estuvo atento para agarrarla antes de que pudiese caer. – Agárrate fuerte a mí.

Arrancó la moto y empezó a conducir. Le preguntó dónde vivía, ella le contestó aunque no sabía si le habría escuchado, el viento hacía más ruido de lo que ella pensaba. Estaba sujeta al cuerpo de él. Las manos de Laura estaban sobre el torso de él, podía sentir que lo tenía bien cuidado, podía sentir los abdominales bien definidos bajo la camiseta del chico… No podía verse, pero sabía que se estaba ruborizando.

Un cuarto de hora después estaban en los jardines de la casa de Laura. Se desmontaron de la moto y él la acompañó hasta la mitad de los jardines. Laura se mordió el labio mirando hacia la puerta de su casa, no le importaría pasar más tiempo con Leo, se lo pasaba bien hablando con él. Igual que hablando con Marta, pero Leo… Leo era más guapo, tenía unos ojos preciosos, estaba claro que cuidaba su cuerpo y sus labios… Sus labios eran atractivos.

- ¿Dónde miras? – preguntó él con tono de diversión, provocando que Laura se pusiese completamente roja.


Leo dio un paso hacia ella. Laura notaba que su corazón empezaba a moverse a alta velocidad, casi le costaba hasta respirar. Se humedeció los labios de forma involuntaria y se quedó mirando los ojos del chico. Él pasó un mechón de pelo de la chica tras su oreja, estaba realmente cerca, Laura casi podía sentir la respiración de Leo sobre sus labios…

Quiero dedicar este capítulo a la mayor fan de Segunda Oportunidad que tengo.
Hoy es el 19º aniversario de Nahia, una compañera de clase, mi mejor amiga en clase, que me ha apoyado mucho con esta historia.
Muchas felicidades, Nahia, pasa un gran día y espero que este capítulo esté a la altura de lo que esperas.

2 comentarios:

  1. Hala hala halaaaaa. Beso besoooooooo besoooo (?)
    Ahora sí que está interesante xDD Sigueee e.e

    ResponderEliminar
  2. AY MAI, QUE ME LO HAS DEJADO A MEDIAS. PERO ESTO QUÉ ES, HOMOBRE. QUE NO DEJES A MEDIAS UNA ESCENA ASÍ. NO, NO, NO Y NO. QUE NO. Me ha encantado el capítulo *---* Cada vez soy más fan de Leo, vamos xDD

    ResponderEliminar