Laura caminó junto a Leo sin
saber qué decir. Con todo el asunto del profesor se había quedado sin ganas de
hablar, incluso sin ganas de volver el día siguiente a clase. ¿Cómo se había
enterado de lo de sus padres? Vale, suponía que todos los del colegio –al menos
los de su clase– sabían que era adoptada, no es normal que alguien empiece en
una escuela a mitad de curso, pero no tenían por qué saber que sus verdaderos
padres habían muerto… Ella no se lo había dicho a nadie y estaba segura de que
su nueva madre tampoco lo habría ido contando. ¿Acaso se dedicaba a investigar
a sus alumnos o todo el mundo sabía lo de sus padres? Bueno, desde luego ya
todos lo sabrían a partir de ahora.
- Estás muy callada, Laura. –
escuchó decirle a Leo, sacándola de sus pensamientos. Pasó uno de sus brazos
por la espalda de Laura, posando su mano en su cintura.
- Lo siento… - dijo ella
avergonzada, seguro que estaba siendo una compañía horrible, nunca gusta
caminar con alguien que está callada en todo momento.
- ¿Sigues dándole vueltas? – le preguntó,
acariciándole donde había posado la mano para intentar darle fuerzas, ella
simplemente asintió. Le gustaba sentir la mano de Leo en su cintura, era cálido
y reconfortante. Agradecía que estuviese ahí y que le acompañase, seguro que en
el autobús hubiese sido peor, alguno de sus compañeros se metería con ella por
lo que dijo el profesor.
Caminaron un par de minutos más
hasta llegar a la zona de aparcamiento. Hasta entonces no había pensado en
ello, pero ahora se preguntaba cómo iba a acompañarla a casa. No podía tener
coche, era demasiado joven… ¿Es que tenía una moto? Laura se puso nerviosa.
Nunca había montado en moto y tenía algo de miedo por ello, las motos no tienen
mucha seguridad.
- ¿Te gusta? – dijo señalando, en
efecto, su moto. Como cualquier moto que puede llevar un menor, no era gran
cosa, pero la tenía decorada de forma muy bonita. Era negra con motivos rojos
en forma de fuego.
- La verdad que es muy bonita. –
dijo con una sonrisa en el rostro, giró su mirada hacia él.
- ¿Te da miedo? – preguntó él.
Sabía leer bien su rostro.
- ¿Tanto se me nota? – respondió
Laura, mordiéndose el labio. – Un poco, es que nunca he montado en moto.
- No te preocupes, Laura, no va a
pasar nada. – miró a los ojos de Laura. – confía en mí.
- Confío en ti. – contestó ella,
asintiendo con rapidez.
Leo le dio un casco y él se puso
otro. Bueno, al menos era responsable, eso tranquilizó a Laura. Una de las
cosas que no le gustaban de las motos es que la mayoría de los chavales las
manejaban de forma irresponsable, ni siquiera se ponían casco y conducían a una
velocidad más alta de la que debería. El chico se subió en la moto y la arrancó.
- Súbete. – le instó él. Ella le
hizo caso rápida y torpemente, casi se cae al intentar subirse… Menos mal que él
estuvo atento para agarrarla antes de que pudiese caer. – Agárrate fuerte a mí.
Arrancó la moto y empezó a
conducir. Le preguntó dónde vivía, ella le contestó aunque no sabía si le habría
escuchado, el viento hacía más ruido de lo que ella pensaba. Estaba sujeta al
cuerpo de él. Las manos de Laura estaban sobre el torso de él, podía sentir que
lo tenía bien cuidado, podía sentir los abdominales bien definidos bajo la
camiseta del chico… No podía verse, pero sabía que se estaba ruborizando.
Un cuarto de hora después estaban
en los jardines de la casa de Laura. Se desmontaron de la moto y él la acompañó
hasta la mitad de los jardines. Laura se mordió el labio mirando hacia la
puerta de su casa, no le importaría pasar más tiempo con Leo, se lo pasaba bien
hablando con él. Igual que hablando con Marta, pero Leo… Leo era más guapo, tenía
unos ojos preciosos, estaba claro que cuidaba su cuerpo y sus labios… Sus
labios eran atractivos.
- ¿Dónde miras? – preguntó él con
tono de diversión, provocando que Laura se pusiese completamente roja.
Leo dio un paso hacia ella. Laura
notaba que su corazón empezaba a moverse a alta velocidad, casi le costaba
hasta respirar. Se humedeció los labios de forma involuntaria y se quedó
mirando los ojos del chico. Él pasó un mechón de pelo de la chica tras su
oreja, estaba realmente cerca, Laura casi podía sentir la respiración de Leo
sobre sus labios…
Quiero dedicar este capítulo a la mayor fan de Segunda Oportunidad que tengo.
Hoy es el 19º aniversario de Nahia, una compañera de clase, mi mejor amiga en clase, que me ha apoyado mucho con esta historia.
Muchas felicidades, Nahia, pasa un gran día y espero que este capítulo esté a la altura de lo que esperas.
Hala hala halaaaaa. Beso besoooooooo besoooo (?)
ResponderEliminarAhora sí que está interesante xDD Sigueee e.e
AY MAI, QUE ME LO HAS DEJADO A MEDIAS. PERO ESTO QUÉ ES, HOMOBRE. QUE NO DEJES A MEDIAS UNA ESCENA ASÍ. NO, NO, NO Y NO. QUE NO. Me ha encantado el capítulo *---* Cada vez soy más fan de Leo, vamos xDD
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