25 de abril de 2014

De padre a hijo

Un gritó surcó la oscuridad de la mansión de los Malfoy. En el suelo del sótano está Scorpius, arrodillado y con la cabeza gacha. Por su espalda desnuda cae una fina línea de sangre que le hace temblar. El calor de la sangre en contacto con el frío que siente en el exterior. El frío del sótano, el frío de ver que es su padre quien le está haciendo eso.

Draco está frente a él con la varita en la mano. La furia y la decepción puede verse en su rostro.

- ¿Cómo te has atrevido? - le dice. El tono es pausado, controlado, pero se nota la decepción. - Después de todo lo que he hecho por ti, después de todo lo que te he dado y me lo pagas así.

Draco había estado atando cabos en los últimos meses. Su hijo había estado escabulléndose, lo había visto espiando a gente y, después de lo del comedor, supo lo que había pasado. Al siguiente día lo arrinconó en uno de los pasillos y se lo llevó a casa. Desde entonces pasaron dos días, dos días en los que Scorpius estuvo encerrado en el sótano recibiendo las visitas de su padre, pero sin recibir más alimento que algo de pan, ni más bebida que algo de agua.

Sin embargo, él no pide nada. Apenas ha dicho cuatro palabras desde que está aquí. Las respuestas las da con afirmaciones y negativas.

En el pecho también se ve una fina línea de la que cayó sangre, ahora seca, justo en mitad del tatuaje de  la llama, la llama de la rebelión.

Scorpius levanta la cabeza, se le ve demacrado, el sudor cae por su frente y tiene varias marcas de golpes. Aún así, le muestra una sonrisa a su padre. Una sonrisa de orgullo, de saber que ha superado a su padre, que ha hecho algo que él no se esperaba y que ha estado un paso por delante de él. Haciéndole frente. No le tiene miedo, ya no teme su ira, sus golpes, ni sus hechizos. Los ha sufrido todos y, pese a todo, sabe que él no le mataría. Eso le ayuda.

- ¿VAS A CONTESTARME? - grita el padre enfurecido, parece que le van a salir llamas de los ojos.
- Sí – dice el hijo, sin añadir nada más
- ¿Sabes en la situación que nos has dejado a tu madre y a mí? ¿Qué vamos a explicar?
- Me importa una mierda – es la frase más larga que ha dicho en los últimos días.

Un rayo rojo ilumina el sótano y Scorpius cae hacia un lado, empezando a sangrar del pómulo derecho. Se apoya en una de las manos y se deja caer hacia atrás. Escupe un poco de sangre que tenía en la boca justo a su derecha, donde está el charco de sangre que había brotado antes de su espalda. Respira con dificultad y mira de reojo a su padre, que se acerca hacia él.

- Eres la vergüenza de esta familia. - dice cogiéndole de la barbilla para levantarle.
- No fui yo el que se cagó cuando tenía que matar a Dumbledore. - el puñetazo hizo que girase la cabeza del dolor. Respiró hondo antes de incorporarse y, usando todas sus fuerzas, darle un cabezazo en la cara a su padre, que cayó escapándosele la varita de la mano. Scorpius saltó hacia donde cayó y llegó antes de su padre. Apenas se sostenía en pie, por lo que tuvo que apoyarse en la pared.
- Al menos sí puedo agradecerte algo, Draco, me enseñaste a pelear en situaciones límite. - y, con un movimiento de varita, desaparece de ahí.

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