23 de junio de 2013

Llega la tormenta

- ¡Luke! ¡Vamos a llegar tarde al ensayo! – gritaba Rebecca a través de la puerta de su habitación.

Luke miró hacia Diana, que se peinaba frente al espejo de su baño, y soltó una pequeña risa acompañada por un movimiento de cabeza, negando.

- Como si le interesase mucho el ensayo. – le dijo él, bromeando, haciendo que la chica se girase.
- No seas malo, Luke. – replicó Diana, blandiendo su cepillo como si de un arma peligrosa se tratase. – Acuérdate de ti los primeros días, buscabas cualquier excusa para verme. – le dijo con una sonrisa en su rostro. Se acercó a él y le besó en los labios, tomándole de una mano.
- Sí, pero… - empezó a decir él, pero no continuó ante el gesto de reproche del rostro de su novia.
- Anda, péinate y coge la guitarra, espero que esto sea casi tan bueno como aquella vez en los jardines. – le dijo con una sonrisa en su rostro, Luke no pudo hacer otra cosa que rodearla por la cintura con sus brazos y besarla. Esa chica sabía cómo hacer que perdiese la cordura.
- Bueno, esta vez no será exclusivo para ti… - se encogió de hombros con gesto despreocupado y le quitó el cepillo a Diana para peinarse –torpemente- frente al espejo. – Venga, ¡vámonos! – dijo cogiendo la guitarra, que reposaba en su funda sobre la pared de la puerta.

Cuando salieron por la puerta fue rápidamente hacia Luke, le dio un beso en la mejilla acompañado con un “ya era hora” y después fue a por Diana. Le estuvo preguntando todo el camino hasta el garaje de Sebastian si de verdad iba bien así, que si no le quedaba mal esa camiseta –una camiseta de Led Zeppelin que le había quitado a Luke-, que si esa falda no era demasiado atrevida, que si tendría que haberse puesto otros zapatos… La respuesta de Diana era siempre positiva, le había confesado a Luke que pensaba que no había nada en el mundo que le quedase mal a su hermana. Él coincidía con su opinión, pero cada vez que decía lo mismo sobre ella, Diana le contestaba que no fuese tonto y negaba con la cabeza, aunque sonreía.

En un par de minutos estaban ya en el garaje de Sebastian. El chico les sonrió, o igual sólo sonreía a Rebecca, y miró a Luke como pidiéndole permiso. Siempre igual, como si él tuviese que decirle que se acercase a su hermana. Le contestó con una sonrisa y entonces se acercó a Bec para darle un beso. Sí, a Luke le resultaba raro eso, pero sabía lo que era estar enamorado y sabía que es algo contra lo que no se puede luchar y, oye, mejor con su mejor amigo que con cualquier imbécil que pudiese encontrarse por ahí.

A Diana le gustaba esa actitud de él, en un principio estaba preocupada por cómo podría tomárselo Luke, tenía cierto temor por que él fuese demasiado sobreprotector, pero tampoco le sorprendió que lo tomase como lo había tomado, conocía bien a Luke y sabía que era una persona sensata e inteligente, que nunca haría nada para hacer daño a nadie y menos aún si esa persona –o personas, en este caso- fuesen gente a la que quiere.

- Bueno, ¿empezamos o vais a estar todo el rato besándoos o mirándoos embobados? – dijo con tono de broma Andy, el batería del grupo. El rostro de Sebastian se volvió totalmente rojo ante esas palabras y Luke rió ligeramente, negando con la cabeza.

- Suerte – le deseó Diana, dándole un beso en los labios antes de que el chico fuese hacia su posición en el centro del escenario. Sebastian era el guitarra solista, Luke era el cantante y acompañaba a Sebastian en la guitarra. Ellos habían sido los que habían iniciado la banda, los que habían tenido la idea original y los que se habían encargado de encontrar compañeros entre los chicos del barrio, por suerte tenían entre su grupo de amigos gente que tocaba diferentes instrumentos.

Rebecca se colocó junto a Diana mientras los chicos tocaban. Diana ya había escuchado a Luke tocar. Fue hace unos meses en Hogwarts, la primera cita que habían tenido. Él había ido con la guitarra acústica y le había tocado alguna canción que se había preparado, pero nada demasiado bien preparado, no había tenido tiempo. Incluso la canción que estaban tocando ahora, la canción sobre una princesa y un caballero, la que había escrito en recuerdo del primer encuentro que habían tenido ellos dos. Era la primera vez que la tocaba con la banda frente a ella, esperaba que le gustase la versión final, como así parecía viendo su rostro.

Las chicas apenas hablaban entre ellas, estaban concentradas en los chicos, cada una en el suyo, y en la música que todos en conjunto estaban haciendo. A veces Diana soltaba algún comentario de sorpresa, no esperaba que todos sonasen tan bien juntos. Rebecca ya les había visto más de una vez. Diana giró la cabeza al ver que alguien se acercaba con prisa hacia ellos.

- Rebecca… ¿Esa no es tu madre? – le preguntó frunciendo el ceño. La mujer venía con gesto de preocupación. Rebecca se giró y asintió con la cabeza.
- Que raro, ¿por qué vendrá? – preguntó, aunque no esperaba respuesta. – Mamá, ¿qué haces aquí? – dijo a la vez que los chicos dejaban de tocar.
- Tenemos que irnos. – dijo señalando a sus hijos y a Diana. – Sebastian, entra en casa y dile a tu madre que venga.

Luke y Diana se miraron con preocupación, sólo se les ocurría una cosa que pudiese poner así a la madre de Luke, nunca antes había interrumpido uno de los ensayos de los chicos. Sebastian entró rápidamente en la casa y salió poco después con su madre, los otros chicos –muggles- ya se habían ido y ahora estaban solos, todos miraron a Lessa, que les indicó que la siguiesen a casa.

- Sentaos. – Dijo apoyándose en la mesa del comedor – Acaba de llegarme esto. – Puso un pergamino sobre la mesa.
- Mamá, ¿qué es? – preguntó Luke mirando hacia el papel.

Era obvio que el que había escrito eso lo había hecho con muchas prisas. Los trazos eran bastante irregulares.

El ministro ha muerto, el ministerio ha caído.

Eso es todo lo que había escrito en ese cacho de pergamino. Luke tragó saliva e instintivamente miró hacia Diana, que miraba el trozo de pergamino como si fuese a atacarle, totalmente bloqueada. Luke le puso una mano sobre su hombro y ella alzó la mirada, se podía ver la angustia en su rostro en un primer momento, pero en cuanto vio los ojos de Luke se recompuso y puso un gesto serio, mirando de nuevo a Lessa.

- He estado intentando contactar con tus padres durante estos días… - Le dijo a Diana. – Sé que están en Estados Unidos, pero aún no he conseguido saber dónde. – Lessa miró a su hijo, estaba segura de que estaría incluso más nervioso que la propia Diana. – Tienes que esconderte hasta que puedas conseguir el visado, intentaré hacer lo posible por que lo consigas pronto.
- Gracias, señor Saintsound – empezó a replicar Diana – pero no quiero ser mayor moles…
- Llámame Lessa. – Le cortó antes de que terminase la frase – y no termines esa palabra, no es molestia. En tiempos como estos tenemos que ayudarnos y más aún a ti. – miró a su hijo de reojo. – Ahora tienes que marcharte lo antes posible.
- Pero, ¿no puede quedarse aquí? – replicó Luke, asustado.
- No, no es seguro para ella, ni para nosotros. – le contestó Lessa de forma tajante. Diana ya se había levantado y se dirigía hacia el piso superior para coger unas pocas cosas que tenía ahí, Luke la siguió.

- Diana… - Comenzó a decir él.
- Ahora no, Luke, ahora no puedo. – Le contestó sin mirarle, sabía que si le miraba podría quebrar el escudo que había construido en ese momento alrededor de ella misma.

Luke se mantuvo a distancia, entrando en la habitación poco a poco y se sentó sobre la cama mirándola. Tenía que irse, no iba a poder verla en meses, quizás años, y no sabía si iba a estar bien. Pero no podía hacer nada, no podía ir con ella, ella misma se lo impediría antes incluso de que empezase a proponerlo y seguro que sabía que quiere proponerlo, ya le conoce bien.

Terminó de recoger todo y se acercó a él, Luke se levantó y se quedó mirándola. Sin hablar se miraron a los ojos y se abrazaron. El abrazo perduró, menos de lo que ambos desearían, no querían separarse, pero tenían que hacerlo. Se separaron levemente y se quedaron mirándose a los ojos. Mantuvieron las manos unidas, acariciándose mutuamente. Diana se humedeció los labios y, con una de sus manos, pasó uno de sus mechones tras su oreja. Después llevó esa misma mano al rostro de Luke, acariciándole con suavidad la mejilla, sabía que podría ser la última vez que hacía aquello, aunque no debía mostrarlo... Por él. Sus miradas seguían unidas, la de ella bajó un instante a sus labios y no necesitó más. Le besó. Lo necesitaba, no podía evitarlo, aunque sí que pudo contener las lágrimas que amenazaban con aparecer en cualquier momento.

El beso se prolongó durante unos minutos, nadie los quiso molestar, sabían que necesitaban unos momentos para ellos solo y lo respetaron. Finalmente se separaron quedándose abrazados durante unos segundos más, un suspiro salí de la boca de Diana antes de hablar.

- Debemos bajar - dijo ella, separando el abrazo y tomándole de la mano para bajar con él al piso inferior.

Ahí estaban todos esperando. Sebastian junto a su madre, Rebecca junto a la suya. Lessa se acercó a Diana y le puso una mano sobre su hombro.

- No es seguro que vayas por la calle ahora, te llevaré a un lugar seguro y a partir de ahí tendrás que seguir adelante. – le dijo, confesándole sus planes. – Despídete ahora, si quieres. – Diana asintió a su propuesta. Se fue acercando uno por uno. Primero se acercó a Sebastian y le dijo que siguiese igual con Reb, que lo estaba haciendo bien y que no se preocupase de más. Después se acercó a Rebecca.

- Cuida bien de tu hermano, ahora te necesitará más que nunca. – fue lo único que le dijo, aunque sabía que no tenía ni que decírselo. Finalmente se acercó a Luke, se le veía nervioso y acongojado, a punto de echarse a llorar. Ella tendría que hacerse ver fuerte por él.

- Luke... – Empezó a decirle antes de abrazarle – Estate bien, ¿vale?
- Di, ¿dónde vas a ir?

Diana negó con la cabeza como respuesta.

- Es mejor que no lo sepas.
- Dime que vas a estar bien. – casi rogaba.
- Daré lo mejor de mí, ya sabes que no soy fácil de atrapar. – le sonrió intentando darle fuerzas, Luke soltó una risita nerviosa.
- Nos volveremos a ver pronto. – le prometió él, aunque no sabía si podría cumplir la promesa. – Te quiero.
Ella posó su mano sobre la mejilla de él, acariciándole con suavidad.
- Sobrevive, ¿vale? – le dijo ella como respuesta y fue hacia Lessa Saintsound.
- ¿Vamos ya? – le dijo, a lo que Diana asintió con la cabeza.

Giró su cabeza una última vez antes de irse, encontrándose las miradas de Luke y la suya… Y desapareció. En el hall de entrada de la casa quedaron Sebastian, su madre, Rebecca y Luke. Rebecca se acercó a su hermano.


- Saldrá de ésta, todos lo haremos… - le dijo y se abrazaron, sabía que la echaría mucho de menos, pero más aún sabía que era lo que había que hacer.

1 comentario:

  1. Uh uh uh uh uh no me imaginaba ni en broma que tuviera este finaaaaaaaal. Es muy inesperado xD
    Pero está guay ver la reacción de otras familias cuando pasó lo que pasó. Ayyy a mí me ha gustado :33 Y espero que Luke y Diana se vuelvan a encontrar pronto dfgdgfsghdfhghh.

    ¡Besos gigantes, María!

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