- No es momento para andar con saludos - dijo él sin ni siquiera
mirarla - pero después tienes que
explicarme de dónde has sacado esa ropa.
Laura miró hacia abajo y vio que iba vestida de negro con ropa muy
ajustada. Ella nunca había comprado algo así y ni siquiera estaba segura de que
le gustase vestir de ese modo.
Leo sacó algo de su bolsillo, en un principio no parecía más que un
palo grueso del tamaño de su mano, pero en cuanto lo agarró, le empezó a salir
algo de uno de los extremos y se vio lo que en realidad era, una espada.
- ¡Fuego! - gritó el chico y la hoja empezó a arder con llamas de
colores verdosos, anaranjados y azulados. El bosque se iluminó alrededor de
ellos y los lobos dieron unos pasos hacia atrás, asustados en un primer
momento.
- ¡Vaya! - escucharon a su derecha, era una voz de tono burlón. Al
mirar hacia allí vieron a un hombre sentado sobre un tronco caído. Tenía el
pelo oscuro -aunque es cierto que a esas horas de la noche y en ese bosque,
hasta el cabello de Leo parecía oscuro-, los ojos con un brillante color rojo
en su iris. - Así que habéis reclutado a una nueva chica, Leo. Siempre eliges a
las más guapas. - Acompañó sus palabras con una risa burlona, haciendo que
Laura sufriese un escalofrío.
- Lucas, ¿no tenéis otra cosa que hacer estos cachorros y tú que
seguir a una niña? - los lobos gruñeron más fuerte cuando escucharon que les
llamaban cachorros.
- Estás consiguiendo que se cabreen más... - susurró Laura,
notablemente asustada.
- Una niña que está cagada, además, cada vez conseguís gente menos preparada
- volvió a reírse. Laura comenzó a caminar con pasos cortos hacia atrás, hasta
que escuchó un aullido detrás de ella y disparó la flecha que tenía tensada en
el arco, que se clavó en la pata de uno de los lobos que tenía frente a ella.
El sonido de dolor del lobo inundó el bosque y el resto de lobos se pusieron en
una posición más agresiva. Ella no quería atacarle.
- Has cometido un gran error, chica, ¡a por ellos! - gritó Lucas y se
lanzó hacia ellos, convirtiéndose en lobo en el salto. Los animales comenzaron
a atacar, mientras Laura se movía por inercia. Lanzaba las flechas una tras
otra, sin pensar y sin saber realmente cómo lo estaba haciendo, nunca había
usado un arco hasta entonces. A su lado, Leo se movía con agilidad. Esquivaba
los ataques de los licántropos en el último momento y lanzaba estocadas con
intención de matarlos. Alcanzaba a algunos, pero no era lo habitual, y cuando
clavaba la espada, comenzaban a arder.
Pronto el bosque era un cúmulo de sonidos de espada, aullidos y
dentelladas. Los lobos resistían y Laura se sentía cada vez más cansada, no
sabía cuánto iba a poder seguir. Según mataba a uno, parecía que otro venía por
detrás, haciendo que su trabajo pareciese interminable.
Entonces uno de ellos cayó sobre ella, lanzándole lejos el arco. El
carcaj se le clavaba en la espalda, al igual que las garras del lobo se le
clavaban en los hombros. El lobo intentó darle una dentellada en la cara, pero
ella le puso un brazo bajo el hocico para apartarlo. Notaba la sangre cayendo
por sus hombros y seguía escuchando a Leo con la espada.
- ¡Leo! ¡Ayuda! - gritó, haciendo que el chico se despistase durante
un momento... El momento exacto que sirvió para que uno de los lobos arañase
una de sus mejillas, haciéndole caer al suelo.
Siento haberos hecho esperar tanto para esta parte.
Siento también que no esté tan bien como las anteriores.
LICÁNTROPOS. SON LICÁNTROPOS erdsterghrest.
ResponderEliminarBueno, primero tengo que decir que aunque estoy dejando el comentario algo tarde, mejor tarde que nunca (?)
Y segundo, qué interesante que estáaaa. Me imagino que Laura debe de estar hecha un lío porque no sabe cómo coño ha llegado ahí, al igual que cómo diablos sabe usar tan bien el arco si nunca lo ha usado o.o Yo también quiero (?)
Ay, quiero saber qué va a pasar y cómo se van a salvarrr estos dos detstgrf