22 de enero de 2014

Una decisión

- ¿Has soñado alguna vez con estar en Nueva Caeleste? - preguntó Lyenna mientras tomaban sendas cervezas en la azotea de su casa. El río discurría a pocos metros de la casa, el sueldo del padre de Lyenna era suficiente para poder permitirse una casa junto al río, con la belleza a la vista que eso trae. Últimamente suelen subir mucho aquí, pasan el rato riendo, jugando, mirándose... Sobre todo mirándose.
- Iremos. - dice Shander con seguridad, lo que hace que Lyenna se gire hacia él con una ceja alzada.
- ¿Iremos? ¿Cómo? Como no saques el dinero de los árboles... - Lyenna sonríe, sabe que algo está en la mente del pelirrojo y quiere saber qué es, aunque le encantan los juegos que se trae con ella cuando hablan de ese modo.
- No, eso no es posible... Al menos eso dice Margot. - da un trago a su cerveza. - Pero ya lo tengo todo planeado. - mira a Lyenna y muestra una sonrisa entre traviesa y cómplice. - Iremos para nuestro viaje de novios. - estas palabras provocaron que Lyenna derramase lo que bebía.
- ¿Estás loco? - dijo entre nerviosa y enfadada, aunque no podía realmente enfadarse con él - No va a pasar eso, ya sabes que no podemos... - no terminó la frase, Shander había girado la cabeza.
- Sí, sí, ya sé todo eso de que somos hermanos y bla, bla, bla. - dice él haciendo un movimiento con las manos acompañando a las últimas palabras. - Pero, qué quieres que te diga, que nuestros padres estén casados no significa que tú seas mi hermana, sé que estás totalmente loca por mí.
- ¿Qué? - Lyenna le miraba con los ojos como platos. ¿Loca por él? Pero si... No, él era Shander, su hermanastro. Era imposible que... No, no podía ser.
- ¿Ves? Te has puesto roja, eso me lo confirma. - había un tono burlón en su voz, un tono que ponía aún más nerviosa a Lyenna.
- ¡No! Calla, no... No me... - Shander se había levantado y se acercaba a ella lentamente, ella frunció el ceño - ¿Qué haces?
- ¿Seguro que no? - ella asintió con seguridad, quizás más seguridad de la que sentía, puesto que él seguía acercándose. Una parte de ella quería moverse, pero sus piernas parecían no querer funcionar, sus ojos se movieron hacia el chico, que se quitó la camisa que llevaba.
- ¿No hace calor aquí? - dijo con su mismo tono burlón. A veces Lyenna no sabía si es que era su tono de voz normal o sólo lo ponía para hacerle rabiar. Casi usaba más ese tono que el normal, al menos en su presencia. Ella no pudo evitar mirar el torso desnudo del chico, hasta que notó que él se daba cuenta. Ahí desvió la mirada.
- Deberías volver a ponerte la camisa, es incómodo... - dijo ella, sin saber qué otra cosa decir. Notó un soplido en su cuello, que le hizo cerrar los ojos con un estremecimiento y girarse de nuevo hacia él. Cuando se giró vio los ojos de Shander, de color gris ceniza, justo frente a los suyos. Tragó saliva impresionada, nunca lo había tenido tan cerca y, por alguna razón, no podía dejar de mirar sus ojos.
- Lo sientes, ¿no? - susurra él. El tono ahora es amable, muy lejos de su habitual tono burlón. Y sí, claro que siente algo. Es como algo eléctrico, algo que le atrae hacia él, pero sabe que no debe hacerlo, su padre se volvería loco... Se muerde el labio y nota la mano de Shander sobre su cintura. Baja la mirada lo justo para verlo y, cuando vuelve a levantarla, ve que él se ha acercado más aún. Ha puesto la mano que tenía libre sobre su rostro y se lo acaricia. Ella cierra los ojos y apoya la cabeza sobre esa mano, se sientemás relajada así. Casi hasta querría ronronear.

Entonces siente los labios del chico sobre los suyos. Al principio no sabe cómo reaccionar, se queda paralizada, pero apenas un segundo después le corresponde, poniendo la mano en la nuca del chico. Ella había tenido pareja antes, pero esto era diferente. Se preguntaba si él habría tenido también, nunca habían hablado de eso antes.

El beso cesó. Más rápido de lo que ambos querrían. Se quedaron mirando a los ojos. Lyenna se humedeció los labios, no sabía qué decir. De hecho, ¿había algo que decir? Había sido... Increíble. Seguían juntos, muy juntos. Ella con la mano en la nuca de ella. Él todavía acariciándola.
- Lo que yo te decía. - dijo él, haciendo que la chica frunza el ceño.
- ¿Qué?
- Que estás loca por mí.
- ¡Y tú loco por mí! - responde Lyenna, casi sin dejar terminar de hablar a Shander.
- Sí - le sonríe él - pero eso ya lo sabía.

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