9 de mayo de 2013

Segunda Oportunidad - Parte VI

Laura pasó uno de sus ondulados mechones de pelo tras la oreja antes de volver a entrar en clase para acometer las últimas horas del día. Hora de historia y después volverían a casa. Se sentía a gusto en su primer día de clase y, en realidad, le daba pena que el día se acabase después de haber conocido a tanta gente con la que parecía llevarse bien. Tenía miedo de que todo hubiese sido un sueño y temía que al siguiente día volviese a estar sola… Si le pidiesen opinión a Alexia seguro que le gustaría dejarla sola.

- Preparada para la hora de historia, ¿no? – le preguntó Leo cuando se sentó en su sitio. – Es la peor asignatura con diferencia. – Miraba a Laura retándola con su sonrisa, Laura no pudo evitar sonreírle de vuelta.
- ¿No te gusta historia? – preguntó ella simulando estar sorprendida. – Con lo que mola saber lo que hicieron nuestros antepasados… - frunció el ceño ante su propia frase. – Ha sonado más sarcástico de lo que esperaba, en realidad me encanta la asignatura. – Se quedó mirando los ojos de su compañero.
- No, no es por eso, es porque…

En ese momento la puerta de la clase se abrió y Leo se quedó completamente callado, mirando al frente. Parecía temer al profesor. Éste parecía un sargento. Tenía el pelo cano y rapado, un gesto serio en su rostro, tan serio que parecía no haber sonreído en años. Parecía mantenerse en forma, además. Vestía con un traje negro y corbata. La clase, que había estado alborotada hacia un instante, se había quedado completamente callada y miraba al profesor de forma expectante. Miró a sus alumnos como si estuviese estudiándoles hasta que su mirada se fijó en Laura.

- Laura Sánchez, ¿verdad? – preguntó el profesor. El tono de su voz era grave y autoritario, Laura podía entender por qué los alumnos parecían temerle. Se limitó a asentir. – bien, ya me han contado. – Su tono parecía haberse suavizado, por lo que Laura se tranquilizó ligeramente. – No te creas que voy a sentir lástima porque tus padres muriesen o por los problemas que hayan tenido las otras familias con las que has estado. Aquí has venido a aprender como cualquier otro alumno más y no voy a consentir, ni facilitar peloteos de ningún tipo. – El profesor dejó de hablar, pero sus palabras resonaban en la mente de Laura, quedándose grabadas a fuego en su cabeza. Se había quedado blanca mirando al profesor, con la boca abierta y sin saber qué decir. Sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas. Un murmullo recorría la clase desaprobando las palabras del profesor y todos miraban a Laura en ese momento, queriendo ver cómo reaccionaba. Una sonrisa de suficiencia se dibujó en el rostro del profesor al ver que había conseguido su objetivo. Se puso mirando al resto de la clase para empezar con su lección.

Laura sintió una mano sobre su espalda, un tacto cálido sobre ésta que contrastaba con el frío que sentía en su interior. Giró su rostro y vio que era Leo el que intentaba reconfortarla después de ese duro golpe. El chico le mostró su sonrisa, a lo que ella sólo respondió con un tímido gracias, aún estaba sin saber qué decir.

Siguió la clase y Laura no pudo concentrarse en toda la hora, seguía dándole vueltas a lo que el profesor le había dicho. Estuvo dibujando en un papel todo el rato, intentando distraer su mente de todas las imágenes que le venían a la cabeza. Los policías que vinieron a su casa a darle la noticia, el tener que irse a aquel orfanato, el resto de su infancia… No fue nada fácil, pero supo seguir adelante y estaba segura de que ésta iba a ser la familia definitiva, al menos había empezado bien.

La hora terminó y ella suspiró, enjugándose las pocas lágrimas que aún le caían. Había pasado mucho tiempo, pero aún no había superado las muertes de sus padres y que el profesor lo hubiese soltado en medio de clase de forma tan repentina le había pillado por sorpresa. Cogió su mochila y se levantó de su sitio saliendo lo más rápido posible de clase. Notaba que alguien le seguía y cuando atravesó la puerta sintió que un brazo tiraba del suyo. Al girarse vio los azules ojos de Leo justo frente a los suyos. Se quedó mirándolos durante un instante.

- ¿Estás bien, Laura? – le preguntó con un tono notablemente preocupado. – No debió decir aquello…
- No, eh… No sé… - la chica hablaba con nerviosismo; nervios que eran mezcla del estado anímico en el que se encontraban y los ojos del chico mirándole tan de cerca. Él lo notó y pasó uno de sus brazos tras su cintura acercándola a él para abrazarla. Ella hizo lo propio. Cerró los ojos y aspiró su olor, olía realmente bien.
- Vamos, te acompañaré a casa.

1 comentario:

  1. Fmemdddmdkedjdsfddsjd Leo *-* Es un encanto, ya tengo ganas de saber lo que pasará con ellos dos jujuju Esta capítulo está guay, menos por el profe de historia, que me da miedo e.e En serio, pobre Laura xD
    Ddjddjdddjsss quiero saber lo que pasará en el siguiente caaaaapítulo.

    ¡besos gigantes, María! :3

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