Mostrando entradas con la etiqueta FanFic. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta FanFic. Mostrar todas las entradas

15 de septiembre de 2014

El Ataque

- No puede ser... - decía Scorpius mientras corría hacia su habitación. Sacó el cajón directamente y volcó todo el contenido sobre el suelo. No estaba. El papel no estaba. - Mierda, mierda, mierda. - repitió una y otra vez, lanzando el cajón al suelo. El rumor que había escuchado era verdad. Habían encontrado la casa de los Weasley. La casa de Ron y Hermione. La casa de Rose. Se tiró al suelo, sentándose con la espalda apoyada en su cama y escondiendo la cabeza entre sus piernas. Era su papel. El papel que Rose le había confiado. Sólo con ese papel podía saberse la localización exacta de la casa y le había dicho expresamente que no lo abriese hasta que fuese a verla. Nunca antes. Pero el papel había desaparecido y varias personas -y no personas- pasaban por la mente del rubio como candidatos a haberlos robado.

Se levantó y miró por la ventana para ver varias sombras desaparecer cuando la noche iba cayendo. Tragó saliva, sabía qué tenía que hacer algo rápido, pues no hacerlo podría acarrear consecuencias desastrosas. Agarró una túnica negra de su armario que le cubría el cuerpo entero. Escondió un par de mechones que le caían sobre el rostro -últimamente se había dejado crecer un poco el pelo, aunque a Rose le gustaba- y agarró la varita que reposaba sobre la cómoda. Respiró hondo un par de veces, pues sabía que lo que estaba a punto de hacer podría acabar mal, muy mal. Después desapareció de su habitación.

La gente corría en las calles de Godric's Hollow. Los gritos de los ciudadanos rasgaban el silencio que solía imperar en el pequeño pueblo. Scorpius también corría, aunque lo hacía en contra de la gente. Algunos le gritaban que se diese la vuelta, otros ni siquiera parecían verle. Pronto le llegó el olor a quemado, no quería mirar hacia arriba, aunque podía ver el brillo del fuego sobre el cielo. Se frenó en seco cuando llegó junto a la casa. Un gran agujero hacía en aquel momento las veces de puerta y ese no era el único desperfecto en la estructura del hogar. Varios incendios surgían de diferentes puntos. Por un momento se quedó congelado, no se veía capaz de acercarse más. Tuvo que darse coraje, pensar que era la única manera, que Rose estaba ahí dentro. El mayor reto de toda su vida.

Volvió a correr, esta vez hacia el interior de la casa de los Weasley. El humo no dejaba ver, ni siquiera dejaba respirar. Tuvo que usar un par de hechizos que había aprendido para poder seguir hacia delante. Miraba alrededor, con la cabeza gacha, mientras los mortífagos iban de lado a lado. No podría decir cuántos eran, pero eran más de los que se creía capaz de aguantar. Aún así, no se rendiría.

- ¿Dónde están? - preguntó, con voz fuerte para que no se le reconociese, a un mortífago que pasó a su lado.
- Scabior se está ocupando de los niños. - dijo el hombre. Scorpius no reconoció su voz. - Están en el segundo piso, primera puerta a la derecha. Todavía no encontramos a los traidores de sus padres. Se estarán escondiendo como las ratas que son. - Scorpius podía sentir el odio correr en su interior, se aferró fuerte a su varita y siguió hacia delante antes de hacer cualquier tontería.

Subió de dos en dos los escalones. Seguía escuchando pisadas a la carrera, explosiones, maderas quebrándose... Y frente a él vio la puerta entrecerrada donde debía estar Scabior con Rose y Hugo.

- ...porque vuestros padres nos hicieron daño. Hicieron cosas que no debían. Derrotaron al Señor Oscuro y pensaban que con eso ya está todo hecho. - Scorpius se dedicó a escuchar mientras se acercaba lentamente. Podía escuchar una voz apagada, como si alguien le estuviese tapando la boca a alguien que intentase gritar.

- ¡Expelliarmus! - exclamó entrando en la habitación con la varita apuntando hacia el mortífago, cuya varita salió volando. Scabior intentó recuperar la varita, pero Scorpius fue más rápido y lo derribó con otro hechizo. Miró hacia la izquierda, donde Rose abrazaba a su hermano. Miraba hacia él, sorprendida. Parecía no reconocerle. Mejor por ahora. Tenía que acabar con ese mortífago antes de hacer nada más.

- ¿Quién eres? - gritó, levantándose.
- Estos son míos. - Scorpius intentaba ser autoritario, pero se le notaba su juventud, se le notaba su nerviosismo. - lárgate si no quieres acabar mal.
- ¿Y me vas a obligar tú, niñato? - escupió el mortífago.
- No veo mejor opción por aquí. - otro hechizo salió de la varita de Scorpius, haciendo esta vez que su rival chocase contra la pared, que quedó cubierta de sangre por una herida que le provocó en la parte anterior del cráneo.

Scorpius corrió hacia la varita del mortífago, tomándole en la mano libre, y se acercó a Rose, quitándose por fin la capucha.

- ¡Scorpius! - soltó a Hugo y se levantó para abrazarle fuerte. - Sabía que vendrías. - le susurró, podía escucharla llorar. Era en ese momento cuando estaba soltando toda la tensión que había acumulado.
- Tenemos que salir de aquí. - dijo el chico al separarse. No tenían tiempo que perder.
- ¿Y papá? ¿Y mamá? - a Hugo nunca le había gustado Scorpius, seguramente fuese porque le estaba "quitando" a Rose. Se hizo un silencio incómodo.
- No sé dónde están, no saben dónde están. - dijo Scorpius, recordando lo que le había dicho el mortífago de abajo. - ¿Vuestras varitas?
- El gilipollas ese las rompió. - respondió el pequeño con notable furia en su voz.
- ¡Hugo! - le recriminó ella. Scorpius no pudo hacer otra cosa que sonreír.
- Toma ésta. - puso la varita del mortífago en la mano de Rose. - Y ahora tenemos que ir juntos y atacar en cuanto veamos a alguien. No debemos dudar, sólo podemos atacar. - Scorpius se volvió a poner la capucha. - Ten cuidado... - le susurró a Rose. Casi era un ruego más que un consejo.
- Vamos. - dijo ella, agarrando a su hermano del hombro y apretándole para darle fuerzas.

Primero salió Scorpius, asegurándose de que no había nadie, para que posteriormente saliesen los otros dos.

- Tenemos que buscarles, Scor... - le pidió Rose, poniendo una mano en su cadera. Scorpius sabía que era peligroso, también lo sabía Rose, pero sabían ambos que tampoco tenían otra opción.
- ¡Quietos! - una voz a su derecha, al girarse Scorpius vio una máscara conocida que le hizo dudar un segundo, pero Rose actuó rápido derribando y dejando inconsciente al mortífago.
- ¡Joder! No sé cuántos quedarán. - aunque al principio no parecía que hubiesen ido muchos, pensarían que no necesitaban muchos hombres para esta misión.

Un grito de desesperación, un golpe y una explosión. Todo fue de seguido. Se giró y pudo ver la cara de angustia de los dos. Tuvo que agarrar a Hugo, que estaba a punto de empezar a correr hacia abajo.

- Cuidado. Ahora más que nunca, cuidado. - algo malo ha pasado.

- ¡No está en ningún lado! ¡Sólo estaba él! - al mirar hacia abajo pudo ver un cuerpo en el suelo, se le veía el pelo rojo. Debía ser el padre de Rose y Hugo. Cuatro mortífagos le rodeaban. Estaba claro que no se podía bajar.

- Rose, lo siento... - dijo, sintiendo que se le humedecían los ojos. Sabía que era culpa suya. - Tenemos que irnos, no podemos luchar.
- Pero... - empezó a decir, pero agachó la cabeza. Sabía que Scorpius tenía razón.

- Lo siento. - dijo él, volviendo a abrazarla - De verdad lo siento. - y desaparecieron.

-----

Relato creado para el concurso de FanFiction de I Solemnly Swear, foro de rol de la Tercera Generación de Harry Potter.

29 de abril de 2013

El martirio del Príncipe Mestizo


- No debes actuar, Severus, tienes que mantenerte al margen. – le dijo Albus. Volvían a estar en el despacho del director de Hogwarts hablando como años atrás, de nuevo el tema era Lily Evans.
- Va tras ellos, Albus, los matará… ¡Va a matarla! – contestó Severus con furia y dolor en su voz. Tragó saliva reprimiendo las ganas de llorar. – Tiene que haber alguna forma, algún modo de salvarla… Tiene que haberlo…
- Es tarde, Severus. Nadie esperaba que él llegase a averiguar su paradero, no había razón para pensar que Sirius traicionaría a sus mejores amigos. – El director puso una mano sobre el hombro de Snape.
- No, pero… Es todo culpa mía, si muere será mi culpa… Yo le hablé sobre la profecía y me escuchó. – El rostro de Snape pareció iluminarse por una idea - ¿Y si yo fuese a hablar con él? Quizás si le explico… Quizás me escuche otra vez.
- Lo único que conseguirás así es que te mate, Severus, no podemos permitirnos perder a alguien como tú. Estás haciendo un trabajo excelente. Estoy seguro de que no harás nada que nos ponga en peligro, Severus, ella no querría que antepusieses su seguridad a la del resto de gente. Ni a la tuya propia. – el gesto severo del director fue tajante y Severus no pudo hacer otra cosa que darse la vuelta e irse del despacho. Pese a que le gustaría salvarla sabía que el director tenía razón, no había forma de hacer que el Señor Tenebroso cambiase de opinión. Iba a matarla a ella y a su marido, iba a matar al crío. Si él intentase ponerse entre ellos, también acabaría muerto.

Severus volvió a su despacho. Estaba frustrado, quería hacer algo por ella, pero sabía que no podía hacer nada. Pagó su frustración con algunos de los objetos que había en el despacho, lanzándolos contra el suelo y haciéndolos añicos. Se sentó en la mesa y suspiró, Lily Evans se iría para siempre.

El antebrazo izquierdo comenzó a arderle. Se levantó la manga para ver cómo la marca parecía activa, sabía a dónde tenía que ir, sabía lo que estaba ocurriendo. Volvió corriendo al despacho de Dumbledore, tenía que avisarle… Seguro que él era capaz de pararle.

Ya no estaba, no obtuvo respuesta cuando llamó a la puerta del despacho. Maldijo para sí mismo y se quedó con la frente pegada a la puerta durante unos instantes. ¿A dónde había ido en un momento como éste? Supuestamente tenía que proteger a los Potter, lo había prometido, pero no estaba… Había preferido irse en un momento como éste.

La marca dejó de arder, lo que significaba que todo había terminado. Snape no quería creérselo, tenía que verlo con sus propios ojos. Sabía dónde estaba la casa, por lo que apareció frente a ella. Estaba destrozada, la mitad del tejado ya no existía y el ambiente olía a muerte. Se le formó un nudo en el estómago conforme se acercaba a la puerta de aquella casa. Empujó la puerta, que estaba medio destrozada, y vio el cadáver de James Potter sobre el suelo.

Avanzó a grandes zancadas por el pasillo de la casa hasta que llegó a la habitación del niño. Antes incluso de llegar vio el rojo pelo de la mujer sobre el suelo y las lágrimas escaparon sin control de los ojos de Snape. No vio nada más, no pudo ver nada más, ni siquiera vio que el niño aún seguía vivo, ni siquiera pensó en lo que eso podría significar. Se agachó en el suelo y acarició el frío rostro de Lily Evans, que descansaba sobre el suelo. ¿Por qué era todo tan injusto? ¿Por qué tenía que morir alguien tan inocente y magnífico como Lily Evans? Y por su culpa, dijeran lo que dijeran nadie le quitaría de la cabeza que era culpa suya la muerte de Lily.

El sonido de una moto le sacó de sus pensamientos. Era, sin ninguna duda, el sonido de la motocicleta voladora de Sirius Black, el traidor. ¿Acaso volvía para cerciorarse de que todo había ido bien y de que ahora los que, supuestamente, eran sus amigos estaban muertos? Snape tuvo que reprimirse el matarle ahí mismo, no podía verle ahí, por lo que se fue apareciendo de nuevo en Hogsmeade, junto a la entrada a Hogwarts. Ahí le esperaba Dumbledore.

- ¿Dónde estabas? ¡Podrías haberla salvado! – dijo señalándole con el dedo índice.
- No se podía hacer nada por ellos, Severus, ¿es verdad que el niño está vivo? – preguntó.
- ¿Qué? No lo sé, no vi… - se quedó pensativo y recordó escuchar un llanto, miró a Albus con los ojos entrecerrados. - ¿Cómo es posible? – lanzó la pregunta al aire, no esperaba respuesta.
- Tengo que irme – y antes de que Snape pudiese decir nada, Albus ya había desaparecido.

7 de noviembre de 2012

Siriusly Black encounter.

"Avada Kedavra!", the killing curse got out from my wand illuminating the entire place. Two seconds and the man was lying in front of me. Death. A smile appeared in my face in that moment, my mission was accomplished. Anyway, I touched his neck to check if he was really dead, he was. Perfect. I walked away and then disappeared next to some trees, no-one could see me. I appeared again in front of the Malfoy Manor, the house where we did our meetings in those days, only the death eaters could enter there while the war was happening, that wasn't a problem for me. The Dark Lord wasn't at home, as the house elf told me, so I had to call him. I touched the Dark Mark in the left forearm with my wand and in les than ten second the Dark Lord was in front of me. I made a reverence just before I started talking about what happened.

"It has been a very difficult fight, but I have killed Marlene McKinnon and Benjy Fenwick. They were together, I didn't know that those two had a relationship.", I told him with curiosity, but in the moment I raised my look to him I realized that I made a mistake.
"This is not moment for gossip shit", told me angrily. I looked down ashamed, he was right, he was always right. "you have done a good work and you will be rewarded". He put one of his strong hands on my shoulder to do that. He was touching me, I couldn't believe such an honor for someone like me. A simple wizard like me being rewarded and congratulated by the greatest wizard in world history.
"You have another thing to do right now, you have to go looking for Sirius Black. Torture him, kill him... Do whatever you want, but I want to know where Lily and James Potter are. Do not come back until you don't get this information." I agreed with a little movement of my head and right then I went out of the house again and I disappeared to London. I was informed that he was staying at the Leaky Cauldron, the famous pub that marks the frontier between muggle and magic world. I went straight to the manager of the place and I threatened him with my wand. I wanted him to tell me if Sirius Black was upstairs. When he confirmed that information I ran upstairs without any doubt. I needed his head, I needed that information for my Lord.

"Black...", I called him with his surname when I saw him. He turned and when he saw me he took out his wand, pointing it at me. Fuck. "Stupefy", shouted SIrius Black and the spell hit my shoulder, shit."Crucio!". I like the forbidden curses, the feeling of power when you use some of them is the best feeling you can ever feel. Like an orgasm. My curse didn't hit on him either, so I got out from the places I was to be hidden and I shouted: "Where are Lily and James? I know you have them hidden, tell me or die!", another spell hit on me and I fell to the ground. Some seconds later I saw Sirius Black above me. He was a traitor, he betrayed his whole family. The Black family was one of the most important family in our world. All the family was pure blood, the few people who didn't follow this purity was erased from the family one way or another. 
"I will never tell anybody where Lily and James are, NEVER!", he shouted me just before he started to cast a lot of spells. "and this is for Marlene and Benjy". In that moment I felt a cut in my neck and I felt I couldn't breathe. When I touched my neck I felt the blood, that was my last moment. I was dying.